Este año que comienza me gustaría encontrarme un maletín lleno de secretos con manual de instrucciones y una inscripción que dijera «quien se lo encuentre que lo guarde en secreto».
Este año que comienza me gustaría reirme de mis neuras, pero no después de dejarlas campar a sus anchas sino justo en el momento en que nacen, antes de que se pongan nombres, ropas o se maquillen, justo cuando, aún desnudas e indefensas, se pueda percibir con claridad que son siempre las mismas y que su ridiculez e insignificancia invitan a una risa sin cuartel ni medida, una risa inocente, sin malicia, una risa pura y sin premeditación, espontánea y escandalosa ante la cual escapan diluidas, estallando imperceptibles como burbujas de jabón para niños.
Este año que comienza me gustaría disfrutar de la lluvia y del frío. Del calor y del viento. Del sudor. De la piel erizada. De la certeza inequívoca de que el sol existe. Y de que sale siempre.