LÁZARO

2016-2020

Lázaro forma parte del trabajo «CERNUDA», tercero y último de la tríada de OREL. Supone un salto cualitativo y ambicioso en su fusión de poesía recitada y música electrónica. Dividido en dos partes, la suite electrónica Lázaro es la más conceptual, ocupando el poema de Cernuda del mismo nombre un único CD. La primera parte del trabajo con los poemas de Cernuda todavía es inédita.

LETRAS Y PLAYLIST

Los poemas de Cernuda

Era de madrugada.
Después de retirada la piedra con trabajo, porque no la materia sino el tiempo pesaba sobre ella,
Oyeron una voz tranquila
Llamándome, tal un amigo llama
Cuando atrás queda alguno
Fatigado de la jornada y cae la sombra. Hubo un silencio largo.
Así lo cuentan ellos que lo vieron

Yo no recuerdo sino el frío
Extraño que brotaba
Desde la tierra honda, con angustia
De entresueño, y lento iba
A despertar el pecho,
Donde insistió con unos golpes leves, ávido de tornarse sangre tibia.
En mi cuerpo dolía
Un dolor vivo o un dolor soñado.

Era otra vez la vida.
Cuando abrí los ojos
Fue el alba pálida quien dijo
La verdad. Porque aquellos rostros ávidos sobre mí, estaban mudos mordiendo un sueño vago inferior al milagro, como rebaño hosco
Que no a la voz sino a la piedra atiende,
Y el sudor de sus frentes
Oí caer pesado entre la hierba.
Alguien dijo palabras
De nuevo nacimiento.
Mas no hubo allí sangre materna
Ni vientre fecundado
Que crea con dolor nueva vida doliente.
Sólo anchas vendas, lienzos amarillos
Con olor denso, desnudaban
La carne gris y flácida tal un fruto pasado;
No el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos, sino el cuerpo de un hijo de la muerte.

El cielo rojo abría hacia lo lejos
Tras de olivos y alcores;
El aire estaba en calma.
Mas temblaban los cuerpos
Como las ramas cuando el viento sopla, brotando de la noche con los brazos tendidos para ofrecerme su propio afán estéril.

La luz me remordía
Y hundí la frente sobre el polvo al sentir la pereza de la muerte.

Quise cerrar los ojos,
Buscar la vasta sombra,
La tiniebla primaria
Que su venero esconde bajo el mundo lavando de vergüenzas la memoria. Cuando un alma doliente en mis entrañas Gritó, por las oscuras galerías
Del cuerpo, agria, desencajada,
Hasta chocar contra el muro de los huesos y levantar mareas febriles por la sangre.

Aquel que con su mano sostenía
La lámpara testigo del milagro,
Mató brusco la llama,
Porque ya el día estaba con nosotros.

Una rápida sombra sobrevino.
Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos llenos de compasión, y hallé temblando un alma donde mi alma se copiaba inmensa,
Por el amor dueña del mundo.

Vi unos pies que marcaban la linde de la vida, el borde de una túnica incolora
Plegada, resbalando
Hasta rozar la fosa, como un ala

Cuando a subir tras de la luz incita. Sentí de nuevo el sueño, la locura y el error de estar vivo,
Siendo carne doliente día a día. Pero él me había llamado

Y en mí no estaba ya sino seguirle.

Por eso, puesto en pie, anduve silencioso aunque todo para mí fuera extraño y vano, mientras pensaba: así debieron ellos, muerto yo, caminar llevándome a la tierra.

La casa estaba lejos;

Otra vez vi sus muros blancos
Y el ciprés del huerto.
Sobre el terrado había una estrella pálida. Dentro no hallamos lumbre
En el hogar cubierto de ceniza.

Todos le rodearon en la mesa.
Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas, el agua sin frescor, los cuerpos sin deseo;
La palabra hermandad sonaba falsa,

Y de la imagen del amor quedaban sólo recuerdos vagos bajo el viento. El conocía que todo estaba muerto En mí, que yo era un muerto andando entre los muertos.

Sentado a su derecha me veía
Como aquel que festejan al retorno.
La mano suya descansaba cerca
Y recliné la frente sobre ella
Con asco de mi cuerpo y de mi alma.
Así pedí en silencio, tal se pide
A Dios, porque su nombre
Más vasto que los templos, los mares, las estrellas, cabe en el desconsuelo del hombre que está solo, Fuerza para llevar la vida nuevamente.

Así rogué, con lágrimas,
Fuerza de soportar mi ignorancia resignado, trabajando no por mi vida ni mi espíritu,
Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el lirio del campo,
Tras de su humilde oscuridad en tantas noches con larga espera bajo tierra,
Del tallo verde erguido a la corola alba, irrumpe un día en gloria triunfante.

  1. Palabra de Dios Orel 6:42
  2. Despertando Orel 10:37
  3. Vida Orel 10:51
  4. La Llamada Orel 5:42
  5. La Casa Orel 4:19
  6. Gloria Triunfante Orel 11:11

OTROS TRABAJOS DE OREL

Ojo de Mujer - Orel - 2003
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El Todo por los Cuernos - Orel -2014
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Lázaro

Fecha de lanzamiento : agosto 27, 2022
Artist : Orel
Género : Electrónica
Formato : CD

Duración: 49:22
Número de temas: 6

Compuesto por: Santi Palau
Poemas: Cernuda
Voces: Quique Culebras

Grabado en: Náquera
Software: Propellerheads Reason